Mi padre tuvo tres trabajos durante toda su vida. El primero en una pequeña tienda de ultramarinos en Madrid. Luego empezó en una empresa de electricidad y de ahí pasó al trabajo en el que se mantuvo hasta que se jubiló. Su generación estaba acostumbrada a mantener una lealtad absoluta con el trabajo, pero a día de hoy, ese sueño para las empresas no es algo que guste a la Generación Z.
Quizá tiene algo que ver con que la generación Z se ha declarado como la menos feliz de todas, y el trabajo tiene mucha parte de culpa. Retener el talento para las empresas es algo cada día más complicado, y es que el pensamiento de “aguantar” en un trabajo no es algo que hagan los zetas. Si no están a gusto, buscan otro trabajo. Evitan comprometerse hasta en las relaciones, como vemos con las situationships. Pero el foco no debe ponerse en la Generación Z, sino en el mercado laboral.
Cambiar de trabajo no les da tanto miedo
Talent Trends Spain 2023 reveló que el 92% de los profesionales que trabajan en el sector tecnológico buscan nuevos trabajos aunque ya tengan uno. El 51% de los trabajadores del mundo busca un nuevo trabajo a diario y según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), el porcentaje de asalariados que buscaron otro empleo en 2023 alcanzó los máximos de los últimos 20 años.
Si hacemos caso a la tendencia vemos que todas las generaciones están perdiendo la confianza en sus empresas exceptuando los boomers, que actualmente están más comprometidos que nunca. ¿El problema es de empleados o de empresas? Cuidar a los trabajadores va más allá de ofrecerles un buen sueldo. Ahora necesitamos poder conciliar, sentirnos valorados y tener la oportunidad de aprender y crecer en las empresas, algo especialmente importante para los más jóvenes.
Además, ocurre algo que antes no pasaba y es que nos interesan los proyectos, no las empresas. Un publicista decide aceptar un trabajo para una agencia porque va a formar parte del equipo de medios que lleva la publicidad de, por ejemplo, Turismo de Andalucía. Pero una vez que termina ese proyecto, el empleado se va en busca de otro que le motive tanto como le motivaba este.
Las razones para cambiar de trabajo
Hay algo que tener en cuenta y es que muchas empresas (y la sociedad en sí misma), pone de moda términos como la renuncia silenciosa para evitar hablar de condiciones de trabajo normales. Normalmente cambiamos de trabajo porque las condiciones que nos ofrecen en el que tenemos actualmente no cumplen con requisitos imprescindibles para las nuevas generaciones. El psicólogo Adam Grant, afirmaba en su libro ‘Piénsalo otra vez’, que ahora los trabajadores “entienden el valor de su tiempo y ya no están dispuestos a intercambiarlo solo por un salario”.
Cambiamos o tenemos la intención de cambiar de trabajo por otras muchas razones. Como recoge InfoJobs, la falta de motivación es un motivo de peso para que el 45% de los empleados mayores de 55 años dejen su trabajo. En el caso de la generación Z y los millennials se suma el salario como principal motivo para dejar un trabajo, la falta de flexibilidad o el hecho de no permitir el teletrabajo son algunas de las razones que nos impulsan a buscar un nuevo empleo.
Según el informa La influencia de la negociación colectiva en el bienestar laboral, la precariedad laboral, el compromiso y el rendimiento en el trabajo, el 55,3% de las personas afirman que su trabajo le hace sentirse agotado mental y emocionalmente, y en el 43,3% de los casos les provoca irritabilidad, tristeza, tensión o nerviosismo.
Trabajamos para ganar dinero y es genial sentir que estamos en el trabajo de nuestros sueños, pero queremos sentirnos bien trabajando y no poner en riesgo nuestra salud mental. En cambio hay empresas en las que ni siquiera existe un salario emocional. Un lugar de trabajo con un entorno negativo y poco saludable es un motivo también para dejar un trabajo, y en el caso de los jóvenes aquí se suma que no exista crecimiento y aprendizaje en la empresa como un motivo de peso para abandonar ese trabajo.
Antes nos costaba cambiar de trabajo porque siempre nos producía cierto vértigo pensar en que no encontraríamos nada mejor. Los zetas se han quitado los miedos y aunque tengan un buen trabajo, si reciben una oferta con un empleo mejor, no dudan en cambiar. Confundir la lealtad con el conformismo no es algo que vayan a conservar las empresas con sus empleados. Si quieren retener el talento, necesitarán mucho más.
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