Romper o no romper: ¿cómo saber si le ha llegado la hora a tu relación?

Romper o no romper: ¿cómo saber si le ha llegado la hora a tu relación?
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La decisión de terminar con una relación nunca es fácil: hay momentos en los que pensamos que lo mejor es ponerle fin pero diez minutos después sentimos que lo que queremos es seguir. Porque el amor no se extingue de la noche a la mañana, porque da vértigo imaginar la vida sin el otro, porque… ¿y si nos arrepentimos? Tomar esta decisión se puede convertir en una verdadera fuente de sufrimiento. ¿Cómo podemos saber entonces si es el momento de dejarlo o si por el contrario merece la pena seguir intentándolo?

Una de las dudas más frecuentes en consulta cuando llega una pareja es si su relación tendrá “arreglo” o no. Hay relaciones en las que el fin es evidente porque ha habido un problema claro, concreto, como podría ser para algunas personas el que se haya producido una infidelidad (y digo para algunas porque hay parejas en las que esto no supone un problema, o al menos no uno insalvable).

Pero en otros casos, en muchos, esa decisión no es tan fácil porque aún hay amor, porque la balanza entre lo bueno y lo malo no se decanta claramente hacia un lado… o porque la idea de que la cosa podría tener arreglo no termina de abandonarnos.

¿Y si me arrepiento?

Una de las cosas que suele interferir cuando tenemos que tomar decisiones es la idea de que esa decisión es vital, que va a marcar irremediablemente nuestro futuro… y que no tiene marcha atrás. Tendemos a pensar que si elegimos el camino A éste nos llevará a un punto absolutamente equidistante al que nos llevaría el camino B.

Pero estas ideas son sesgos cognitivos, fórmulas que usa la cabeza que en realidad no son ni útiles ni reales. Porque no, no es nada probable que nunca encuentres a nadie que te quiera. Cuando tomamos una decisión emprendemos un camino, pero ese camino no es como imaginamos, recto y divergente de los otros caminos posibles. La realidad es que no sabemos a dónde nos llevará, dónde terminará o que direcciones irá tomando en el proceso.

Puede que rompas y sea para siempre, puede que rompas y en dos años volváis, puede que rompas y sea duro al principio pero estupendo después, puede… Puede muchas cosas, lo que tienes que tener claro es que no hay nada que sea capaz de marcar tu “destino”, siempre tendrás margen de maniobra, capacidad de decisión, planes…

Así que fuera, elimina de tu cabeza la idea de que es una bifurcación, elimina la guillotina que planea sobre tu futuro: es una decisión importante, pero no es letal ni marcará para siempre tu vida en el sentido más trágico de la expresión.

Eternal Sunshine Of The Spotless Mind Joel Clem

Una difícil decisión

Razón vs corazón

Tomar una decisión de este tipo, en la que hay emociones por medio, es mejor hacerlo cuando no estemos precisamente en un pico emocional, es decir: no tomes la decisión en el momento en el que estés muy mal porque ves que la relación va fatal, ni la tomes en ese momento mágico en el que tu pareja te ha abrazado y sientes que le quieres a lo loco.

Cuando estamos inundados por emociones fuertes es más difícil tomar una decisión acertada, en la que haya un equilibrio entre pros y contras… será más impulsiva y por tanto el riesgo de que no sea adecuada es mayor.

Ordena tus ideas

No hay nada como hacer listas de pros y contras (los psicólogos somos muy fans de esto). Apunta qué te gusta de tu relación y de tu pareja en una columna y en otra lo que no y lo que es mejorable. Al lado de lo que no te gusta apunta cuáles de esas cosas crees que es factible que cambien (con trabajo de ambos) y las que no. ¿Qué tenemos? ¿Es viable?

Otra cosa que puede serte útil es describir, por escrito también, cómo sería tu relación ideal (ideal terrenal, no ideal nivel fantasías multicolor). ¿Puede llegar la que tienes a eso o está en las Antípodas?

Una cosa que pues hacer es, ya teniendo claro qué quieres cambiar y qué no te gusta, hablarlo y negociarlo con tu pareja. Si está dispuesta/o a trabajarlo quizá os interese recurrir a un terapeuta de pareja que os oriente…

Cuidado con las expectativas

Cuando las relaciones empiezan a ser disfuncionales nos vamos creando una imagen tanto de la propia relación como de nuestra parea que no necesariamente es “real”. Esa imagen está sesgada por lo que sentimos, por las expectativas que teníamos (y tenemos). Hay veces que te habrás enfadado con tu pareja tú solita/o simplemente “rumiando la que crees que va a hacer o que va a pasar”, antes de que el hecho en sí se haya producido.

Nos interesa saber diferencias qué hay de nuestra parte, qué estamos poniendo nosotros en esta situación y qué hay de realidad. Cuesta, ya os lo digo.

No existen las señales "divinas"

Es muy frecuente eso de “es que justo hoy me ha llamado tal persona y eso es una señal de que tengo que dejarlo…”. No, las señales divinas/místicas/del destino no existen, eres tú buscando la respuesta sin tener que tomar la decisión con todo el peso.

Buscar señales es una manera de externalizar la responsabilidad que acarrea la toma de decisiones, y claro, más que el destino lo que nos habla es nuestra cabeza, ¿hacia que dirección apuntan esas señales? ¿No será que es lo que verdaderamente quieres hacer pero no te atreves a afrontarlo? Pregunto…

Con el amor no basta

¿Tu pareja te hace crecer y mejorar o tira de ti hacia abajo? ¿Qué cosas de tu relación y de tu pareja te gustan de verdad? Tendemos a pensar que lo que hace que las relaciones funcionen y sobrevivan es el amor, pero no es así: podemos querernos como locos pero la relación no funcionar… porque una cosa son los sentimientos y otra lo que hacemos, las dinámicas relacionales, etc. ¿Tenéis amor… o hay un proyecto de vida, unas metas y unas dinámicas que os hacen felices a ambos? Piensa.

Sí, habrá consecuencias

Es muy difícil terminar una relación sin que haya daños, directos o colaterales. Romper implica dolor, para ambas partes cuando la relación es cordial, y es algo que debemos asumir. Muchas veces postergamos la toma de decisiones porque no queremos, consciente o inconscientemente, causar daño a esa persona a la que, en el fondo, queremos.

Aceptar que el daño se va a producir pero que si es la decisión acertada cuanto antes lo hagamos antes podremos rehacer nuestras vidas y ponernos estupendos hará que la decisión tenga menos peso.

Saber cuándo terminar una relación no es fácil, casi nunca. Si estás en medio de este proceso… ánimo y calma. Y si necesitas ayuda, si necesitáis ayuda, acude a un buen terapeuta de pareja: sea para seguir o para terminar os ayudará seguro.

Fotos: Blue Valentine; Olvídate de mí

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