El "verdadero tú" es un mito: creamos constantemente recuerdos falsos para obtener la identidad que deseamos

El "verdadero tú" es un mito: creamos constantemente recuerdos falsos para obtener la identidad que deseamos
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Todos queremos que los demás "nos entiendan" y nos aprecien por lo que realmente somos. Cuando nos esforzarnos por conseguir este tipo de relaciones con otras personas, normalmente asumimos que existe un "verdadero yo", pero, ¿cómo sabemos realmente quiénes somos? Puede parecer sencillo: somos un producto de nuestras experiencias a lo largo de nuestra vida a las que podemos acceder fácilmente a través de nuestros recuerdos del pasado.

De hecho, es un tema que ha sido investigado a fondo y se ha demostrado que los recuerdos dan forma a la identidad de una persona. Las personas que sufren algún tipo de amnesia profunda también suelen perder su identidad, tal y como ha sido magníficamente descrito por el difunto escritor y neurólogo Oliver Sacks en su estudio del caso de Jimmy G: el "marinero perdido" de 49 años de edad que lucha por encontrarle sentido a su vida, puesto que no recuerda nada de lo que le ha sucedido desde los últimos años de su adolescencia.

Pero resulta que la identidad a menudo no es una representación veraz de lo que somos, incluso si nuestra memoria está intacta. La ciencia nos muestra que ni tenemos acceso ni usamos todos los recuerdos disponibles cuando creamos nuestra propia imagen. Cada vez está más claro que, en cualquier momento dado, tendemos inconscientemente a elegir y escoger lo que recordamos.

Cuando creamos nuestra idea de nosotros mismos, nos apoyamos en un mecanismo de evaluación psicológica, un sistema de control que etiqueta ciertos conceptos mentales como recuerdos, pero otros no. Los conceptos que son más bien vívidos y ricos en detalles y emociones (episodios que podemos volver a experimentar) son más propensos a ser marcados como recuerdos. Dichas ideas pasan una "prueba de verosimilitud" realizada por un sistema de control parecido que nos indica si los acontecimientos encajan en la historia personal general. Por ejemplo, si recordamos que hemos volado sin ayuda y con muchos detalles, sabemos de inmediato que no puede ser real.

Pero lo que seleccionamos como memoria personal también tiene que encajar en la idea actual que tenemos de nosotros mismos. Supongamos que siempre has sido una persona muy amable, pero tras una experiencia dramática has desarrollado rasgos agresivos que se han adaptado a tu personalidad. No sólo ha cambiado tu comportamiento, sino también la imagen que tienes de ti: si alguien te pidiera que te describieras, podrías incluir eventos pasados que antes omitías como casos en los que habías actuado de forma agresiva.

Falsos recuerdos

Y esto es sólo la mitad de la historia. La otra mitad tiene que ver con la veracidad de los recuerdos que escogemos cada vez para que formen parte de nuestra narrativa personal. Incluso cuando confiamos correctamente en nuestros recuerdos, pueden ser muy inexactos o totalmente falsos: a menudo inventamos recuerdos de hechos que nunca ocurrieron.

Recordar no significa reproducir en nuestra mente un vídeo del pasado, sino que se trata de un proceso altamente reconstructivo que depende de nuestros conocimientos, la imagen de uno mismo, las necesidades y los objetivos. De hecho, estudios de imágenes cerebrales han demostrado que la memoria personal no tiene una sola ubicación en el cerebro, sino que se basa en una "red cerebral de memoria autobiográfica" que comprende muchas zonas diferenciadas.

recuerdos falsos
Muchas partes del cerebro están involucradas en la creación de los recuerdos personales.

Una zona crucial son los lóbulos frontales que se encargan de integrar toda la información recibida de un acontecimiento que tiene que ser significativo, tanto en el sentido de carecer de elementos imposibles e incongruentes en sí, como en el sentido de ser acorde a la idea que el individuo tiene de sí mismo. Si no es congruente o significativo, el recuerdo es descartado o se modifica, añadiendo o eliminando información.

Los recuerdos son por lo tanto muy maleables: pueden ser distorsionados y cambiados fácilmente, tal y comohan demostrado muchos estudios en nuestro laboratorio. Por ejemplo, hemos encontrado que las sugerencias y la imaginación pueden crear recuerdos muy detallados y emotivos aunque sean completamente falsos. Jean Piaget, un famoso psicólogo del desarrollo, recordó toda su vida con vívidos detalles un suceso en el que fue secuestrado con su niñera (ella se lo había contado muchas veces). Muchos años más tarde, la niñera confesó haberse inventado la historia y fue en ese momento cuando Piaget dejó de creer en ese recuerdo, aunque siguió permaneciendo en su memoria tan vivo como antes.

Manipulación de la memoria

En una serie de estudios hemos evaluado la frecuencia y la naturaleza de estos recuerdos falsos en los que ya no creemos. Gracias a una muestra muy grande procedente de varios países, descubrimos que este tipo de recuerdos son en realidad bastante comunes. Pero no sólo eso, tal y como en el caso de Piaget, todos estos recuerdos nos siguen pareciendo reales.

Esto sigue siendo cierto hasta cuando creamos con éxito recuerdos falsos en el laboratorio utilizando vídeos manipulados que sugerían que los participantes habían realizado ciertas acciones. Posteriormente les dijimos que estos recuerdos nunca habían ocurrido y, en este momento, los participantes dejaron de creer en el recuerdo pero afirmaban que las características del recuerdo les hacían sentir como si fuera cierto.

Una fuente común de falsos recuerdos son las fotos del pasado. Gracias a un nuevo estudio hemos descubierto que es particularmente probable que creemos falsos recuerdos cuando vemos una imagen de alguien que está a punto de realizar una acción. Esto se debe a que estas escenas hacen que nuestras mentes imaginen el desarrollo posterior de la acción.

¿Pero se trata de algo negativo? Durante varios años, los investigadores se han centrado en los aspectos negativos de este proceso. Por ejemplo, hay temores de que la terapia pueda crear falsos recuerdos de un historial de abusos sexuales, lo que daría lugar a falsas acusaciones. También ha habido un gran debate acerca de la forma en la que las personas que sufren de problemas de salud mental (por ejemplo, depresión) pueden estar predispuestas a recordar eventos muy negativos. Algunos libros de autoayuda, por lo tanto, hacen sugerencias sobre cómo obtener un sentido más preciso de nosotros mismos. Por ejemplo, una técnica consiste en reflexionar sobre nuestros prejuicios y preguntar a otras personas su opinión al respecto, pero es importante recordar que otras personas también pueden tener falsos recuerdos de nosotros.

A nivel básico, existen aspectos positivos en nuestra memoria maleable. Escoger y elegir recuerdos es en realidad lo normal, puesto que nuestros prejuicios nos llevan a reescribir nuestro pasado para que se parezca a lo que sentimos y creemos en el presente. Necesitamos que nuestros recuerdos y nuestras memorias sean inexactos porque tenemos la necesidad de mantener un sentido positivo y actualizado de quienes somos.

Considero que soy una persona que siempre ha amado la ciencia, que ha vivido en muchos países y ha conocido a mucha gente. Pero podría habérmelo inventado, al menos en parte. El hecho de que me guste mi trabajo actual y viaje mucho podrían estar empañando mis recuerdos. En última instancia, puede haber habido momentos en los que no amaba la ciencia y quería asentarme permanentemente en un sitio. Pero en realidad todo esto no importa mucho porque lo importante es que soy feliz y sé lo que quiero ahora.

Autor: Giuliana Mazzoni, University of Hull

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí

Traducido por Silvestre Urbón.

Fotos| Unsplash.com

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