Una novata en clase de Pilates

Una novata en clase de Pilates
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Cuando hace un par de meses me comprometí con mis lectores a vencer al postureo y acudir dos veces semanales a clase de pilates en uno de los centros más prestigiosos de la capital, Way Pilates y uno de los únicos centros que utilizan máquinas para el ejercicio de esta técnica, no imaginaba que me iba a "enganchar" de esta manera.

Lo primero que me enganchó fue enterarme de que las clases en Way Pilates son prácticamente particulares. No más de cuatro o cinco alumnos por clase, lo que permite al profesor una atención personalizada y conocer las particularidades de las personas que tiene en su clase.

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Una de las cosas que "echan para atrás" cuando decides apuntarte al gimnasio o a cualquier centro Pilates es pensar que llegas a un grupo ya hecho, que se conocen y vas a retrasarles. Nada de eso sucede en las clases de Pilates con máquinas, ya que, a pesar de que el grupo se te asigna por plazas, horario y grado de experiencia, al ser tan pocos alumnos cada uno lleva su propio ritmo.

La primera semana reconozco que tuve algunas agujetas y descubrí músculos que por su inactividad ignoraba que poseía. Después de esta primera semana, donde se me iba explicando la forma de hacer correctamente cada ejercicio y el por qué de cada máquina en concreto, empecé a cogerle gusto.

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La segunda semana, aparte de haber bajado de peso, mi cuerpo estaba mucho más erguido. Pensamos que estamos caminando bien y que vamos derechos, pero tras unas clases de Pilates descubrimos que somos más altos, respiramos mejor y nuestros hombros van perfectamente relajados pero firmes.

Detalles como que no habitualmente no respiramos correctamente o ejercicios que nos obligan (suavemente, sin excesos) a mantener el abdomen firme son algunas de las cosas que vas comprendiendo según van sucediéndose las clases. El Pilates es una cuestión de repetición, suavemente, sin prisa pero sin pausa y con ejercicios simétricos. Lo que hace una pierna, lo hace la otra.

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Me ha gustado especialmente, la dedicación a la espalda. Al ser una persona que pasa mucho tiempo sentada frente al ordenador, suelo padecer de cervicales. Los ejercicios que realizan en Way Pilates con ayuda de las máquinas te ayudan a ir vértebra por vértebra, estirando toda la columna y no he vuelto a tener dolores de espalda desde que comenzaron las clases.

La máquina que más me ha gustado es la cama que tiene un carro deslizante que se mueve a lo largo de la plataforma con una resistencia variable. Todo un reto para los abdominales y realizar ejercicios de fortalecimiento o estiramiento de los brazos, o ejercicios de flexibilidad de tronco, que a su vez fortalecen las piernas, otro de mis puntos débiles.

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Con la "vuelta al cole" y tras unas vacaciones en la playa, donde he respirado y estirado mi cuerpo, lentamente pero yando lo más lejos posible, tal y como aconsejan los profesores de Way Pilates, estoy deseando retomar mis clases. Una novata que se ha "enganchado" totalmente a esta manera de mantener la salud y por lo tanto la belleza.

Más información | Way Pilates

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