Un nombre del lujo clásico: Cuervo y Sobrinos 1882

Un nombre del lujo clásico: Cuervo y Sobrinos 1882
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Son el espíritu del Tiempo Lento, del lujo atemporal y clásico de la relojería cubana y así les gusta ser reconocidos. Su buen hacer artesanal durante 125 años tiene la recompensa de calidad, originalidad y personalidad de fama internacional que sólo los grandes consiguen y mantienen.

Un ejemplo de que, a veces, trabajar con la familia puede tener éxito. Armando Río Cuervo y sus hermanos se asociaron con su tío Don Ramón en el negocio familiar de joyería y relojería, y apostaron desde un principio por la profesionalidad. Primero como representantes de las mejores marcas de relojería de lujo del momento y más tarde crearían su propia manufactura.

Marca de referencia

Tal era la calidad de su oficio que las casas de prestigio les honoraron grabando su nombre al lado de la marca en los relojes que vendían en el emblemático negocio familiar de la Quinta Avenida de La Habana. Privilegio sólo otorgado a los mejores como Tiffany o Cartier. Ya a finales de los años 40, Cuervo y Sobrinos tenían clientes asiduos como Hemingway, Einstein, Gable, Neruda o Churchill, quienes visitaban La Habana siempre que podían en esa época dorada de Cuba. ¡Quien pillara su libro-registro de oro!

Como buenos visionarios de negocio, se lanzaron a abrir sucursales a nivel internacional en Francia, Alemania y la mismísima Suiza. Y más tarde llegó el momento de la creación, igualmente inspirada en el trabajo artesanal y diseño clásico atemporal que han querido conservar siempre como estandarte.

Los mejores materiales, técnicas de manufactura pausadas y revisadas con pasión. Cajas vaciadas y modeladas a mano partiendo de un bloque de metal, correas de piel de cocodrilo cosidas a mano, esferas en porcelana esmaltada, índices colocados a mano así como el grabado del número de serie que siempre garantiza que es un Cuervo y Sobrinos.

Embalaje en la caja humidor

Mantienen firmes sus cuatro colecciones: Espléndidos, Prominente, Torpedo y Robusto. Actualmente no sólo continúan numerando sus creaciones sino presentándolas con una caja de cedro realizada a mano, un envoltorio de lujo como es un humidor de cigarros habanos que redunda su filosofía e identidad cubana: el paso del tiempo sin prisas, saboreándolo y que perdura sólido y elegante para siempre. Una asociación de pensamiento y arte brillante.

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