La perla, una joya natural (II): la perla cultivada japonesa

La perla, una joya natural (II): la perla cultivada japonesa
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Hay perlas y perlas. Para poder distinguir su calidad por su aspecto exterior, tienes que ser experto en la materia. El secreto de cada variedad está en el interior, en cómo empezó la ostra a envolver el núcleo con las capas de nácar. Hoy hablaremos de la perla cultivada japonesa.

Así si queréis adquirir una joya con perlas, por lo menos sabremos de sus características por el tipo de perlas que nos muestran en la joyería. La Perla Japonesa se forma en la ostra de agua salada Akoya (pinctada fucata) por nucleación sintética.

Me regalaron una vez un collar de perlitas japonesas, el que véis en la foto superior. Actualmente la técnica utilizada permite obtener perlas más grandes y redondas pero las típicas de esa zona perlera eran pequeñas e irregulares. La nucleación sintética consiste en introducir en la ostra un núcleo sintético que provocará el comienzo de la bolsa de nácar.

Perla Akoya

La particularidad es que el grosor del nácar es menor que el de otras cultivadas con lo que es más frágil. Mucho núcleo, poco grosor de nácar. Para obtenerlas hay que esperar entre 1 y 3 años, y rezar para que la ostra no se muera. Suelen tener un color rosa, blanco o crema y raramente superan los 7 milímetros. A cambio, su redondez es más que buena y su gran iridiscencia es muy apreciada.

El hecho de implantar un núcleo comparativamente grande es lo que permite obtenerla en menos de tres años pero no por eso es más fácil. A partir de esta técnica de cultivo de perlas, sólo un 5% de los implantes finalizan con una perla de calidad. Si te ofrecen perlas japonesas de reducido tamaño a buen precio, desconfía.

Foto | urban-network.jp
En Embelezzia | La perla, una joya natural (I): el resultado de la producción de nácar por una ostra perlera

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