El colosal Galaxy SoHo, de diseño lujoso y extremadamente moderno, fue inaugurado el año pasado en China. El proyecto es de Zaha Hadid, la diseñadora y arquitecto de origen iraní, y la primera mujer en vencer el premio Pritzker, además de formar parte de la lista elaborada por la revista Time con las cien personas más influyentes del mundo.
Futurista, monumental y con curvas sinuosas, el Galaxy SoHo se levanta sobre un terreno de cincuenta mil metros cuadrados en el centro de Pekín, y destaca sobre el horizonte de la ciudad gracias a sus formas majestuosas, visibles desde muy lejos.
El complejo multifuncional se compone de cuatro torres de forma elíptica, que cuentan cada una de ellas con quince plantas revestidas de paneles de cristal y de aluminio reflectante. Una red de plataformas y puentes unen las distintas estructuras en una espiral aparentemente continúa.
Los edificios albergan lujosas oficionas, tiendas de moda y exclusivos lugares de entretenimiento. Un proyecto de trescientos ventiocho metros cuadrados, el más grande realizado hasta ahora por la famosa arquitecta.
La dinámica forma del complejo arquitectónico crea un espacio interno fluido y continúo, y establece al mismo tiempo una presencia sugestiva y monumental a lo largo de la East 2nd Ring Road de Pekín.
En las primeras tres plantas del Galaxy SoHo se encuentran las tiendas y las estructuras recreativas dedicadas a la diversión. En las plantas inmediatamente superiores están los despachos y oficinas de trabajo de diseño limpios, en tonos neutros y con grandes ventanales.
La parte superior del edificio está dedicada a los bares, restaurantes y cafeterías que ofrecen unas vistas panorámicas de la ciudad a lo largo de una de las calles más grandes de Pekín.
Las diferentes funciones de las plantas están interconectadas mediante espacios íntimos que respetan la lógica del diseño exterior, y están siempre unidos con la ciudad, contribuyendo a hacer del Galaxy SoHo un importante punto de referencia urbano en Pekín.
El proyecto es una fusión equilibrada entre lo clásico y lo moderno. El concepto sobre el que se inspiró todo el diseño fue el clásico patio interior de las casas chinas antiguas y tradicionales, y en los campos de arroz dispuestos en terrazas. Al mismo tiempo, el complejo está perfectamente integrado en el siglo XXI con un estilo contemporáneo que ha dejado de basarse en los bloques rígidos para optar por volúmenes más suaves y maleables, que se funden entre sí, para unirse.
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