De mis veranos como estudiante en el país vecino me han quedado algunos traumas y fijaciones, como no ir nunca a París pasado el mes de junio, la pasión por las antigüedades, una ligera aversión al cassis y a los escargots y la necesidad de viajar aunque sea pocos días cada año a la capital del Sena (eso si, entre septiembre y junio).
Lo primero es buscar un lugar encantador donde pasar esos dos o tres días y para eso, nada como un barrio lleno de encanto y un poco bohemio, para mí St.Germain-des-Prés se lleva la palma. Situado en París VI, conserva todo el charme, de cuando la vida intelectual parisina se reunía en las caves al ritmo del bebop de Miles Davis y Charlie Parker.
Dejando a los músicos de jazz y a los existencialistas de lado, regresamos al siglo XXI, en el que St.Germain-des-Prés se ha convertido en uno de los barrios más solicitados de París. Sus preciosos edificios del siglo XVII han sido preservados y las tiendas de moda de las firmas más lujosas, están al alcance de la mano.
Y en uno de estos edificios se encuentra este apartamento de tres dormitorios, perfecto para una escapada, que barca toda la cuarta planta y uno se sorprende por la cantidad de luz que entra por el sur frente a las ventanas del salón y el comedor, que tienen vistas a la Rue du Four.
Tanto el salón como el dormitorio de invitados tienen chimenea. La cocina y los baños son de mármol elegante y atemporal. La suite principal, que también tiene chimenea, tiene un vestidor de cedro que conduce al baño principal. Los suelos de toda la casa son de parquet y la carpintería de madera blanca con sus contraventanas venecianas y sus bonito balcones de hierro forjado.
El comedor, integrado en el salón rompe con el estilo clásico del resto de la casa, con sus techos altos y sus molduras y se revela funcional y de diseño muy moderno. Mesa redonda de cristal y butacas de diseño en vez de sillas. En la pared dos cuadros de arte contemporáneo se fusionan con el ambiente parisino y sofisticado.
La ubicación es perfecta para visitar los lugares más especiales de París, cruzando el Sena tras visitar el Museo D´Orsay y llegar hasta la Place Vendôme, el Boulevard des Capucines y la Faubourg Saint Honoré. Dando después un rodeo para bajar por la Rue Cambon hasta los jardines de las Tullerías y recorrer los Campos Elíseos hasta el Petit Palais y... este año me parece que más que un fin de semana vamos a necesitar una semana entera.
Un pied á terre perfecto para disfrutar de París y sus interminables planes culturales y de compras. ¿Os apetece un finde en la Ciudad de la Luz?
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