Destapar el frasco de líneas depuradas y gráficas del perfume Cuir Cannage es como abrir un bolso, y aspirar el suave y sutil perfume que sale de él; una mezcla de cuero y de flores, absolutamente sensual que parece encerrar en sus acordes todo el saber hacer de los maestros artesanos del cuero, que han sabido realizar con él todo el famoso entretejido que da lugar a las sillas de rejillas estilo Napoleón III que decoran todas las boutiques de la marca.
También deja entrever mucho de la personalidad de su dueña como, por ejemplo, las notas florales de una barra de labios, el frescor metálico de un llavero, ligeros efluvios de tabaco, etc.
Para dar vida a esta nueva fragancia, François Demarchy ha recurrido a uno de los acordes de la perfumería clásica: el cuero. Percibimos sus notas amaderadas y ahumadas que tradicionalmente van asociadas a él, junto con notas de cedro y de vetiver, contrastando con la flor del naranjo.
Pero para que Cuir Cannage pueda transmitir los valores Dior, los de un bolso de la casa en el que una mujer pueda guardar a buen recaudo sus pertenencias más queridas, había que infundir un poco de audacia, creatividad y suavidad femenina a esta composición tan clásica.
Demarchy ha asegurado que:
“Con Cuir Cannage quería hacer un cuero que fuera diferente. Partir con el cuero que se emplea en perfumería, pero llegar más lejos, intentando reproducir no sólo el olor a cuero sino también la fragancia que desprende el bolso de cuero de una mujer”.
De este modo, el acorde de cuero con el que solían perfumarse los dandies del siglo pasado se asocia a las notas florales de la rosa, del jazmín y del iris mezcladas. Cuir Cannage al estar formulado con materias primas de una calidad excepcional narra una nueva historia, completando de este modo el apasionante relato olfativos de las fragancia de la Collection Privée Christian Dior.
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