Se cumplen 120 años del nacimiento de Lorca: así son las mujeres a las que supo mirar más allá de la sociedad

Se cumplen 120 años del nacimiento de Lorca: así son las mujeres a las que supo mirar más allá de la sociedad

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Se cumplen 120 años del nacimiento de Lorca: así son las mujeres a las que supo mirar más allá de la sociedad

Hoy, cinco de junio, se cumplen ciento veinte años del nacimiento de uno de los genios de las letras españolas más universal. Federico García Lorca venía al mundo en Fuente Vaqueros en 1898, pero su obra sigue vigente más de un siglo después. Sus poemas se comparten en Instagram y sus obras de teatro se representan de forma continuada. Y, en estas últimas, destacan muchas mujeres. Mujeres fuertes, llenas de personalidad propia, de alma, de dolor y ansias de libertad. Mujeres a las que nadie miraba y que él, con su sensibilidad, supo mostrar al mundo. Ellas son las que nos invitan a la lectura, a la reflexión o a cruzar los dedos para poder asistir pronto a una representación sobre las tablas:

Mariana Pineda

Mariana Pineda fue la primera obra de Lorca que obtuvo un éxito en su estreno, en 1927. La representó por primera vez la compañía de Margarita Xirgú, con vestuario y diseño de escenarios de Salvador Dalí. La obra cuenta la vida de Mariana Pineda, una heroína de guerra granadina cuya figura ha sido conocida por las generaciones posteriores gracias, en parte, a su presencia en este drama histórico.

Mariana Pineda murió defendiendo la causa liberal en la resistencia contra el absolutismo en el siglo XIX. Tenía veintiséis años y su delito fue bordar una bandera con un lema (incompleto) en defensa de la igualdad, la libertad y la ley. Fue condenada a muerte por garrote vil y ejecutada el 26 de mayo de 1831, a los veintiséis años de edad, convirtiéndose desde entonces en un símbolo de la causa liberal contra Fernando VII.

Bernarda Alba y su familia

La casa de Bernarda Alba es, sin duda, una de las obras de teatro más conocidas de Lorca. En ella nos acerca a la España profunda de comienzos del siglo XX, a la falta de libertad de la mujer y al conflicto entre individuo y sociedad. Bernarda Alba es una mujer tradicional que impone un periodo de luto de ocho años a sus hijas, durante los cuales el encierro en casa fermenta en todas ellas el odio causado por la represión.

El simbolismo del color está presente en toda la obra de Lorca, y en Bernarda Alba es negro, como la austeridad, la rigurosidad y el dolor. Adela, su hija más libre y con un destino más cruel, es el verde, que contrasta con su madre y el ambiente general de la obra, como la libertad y la esperanza. A excepción de Pepe el Romano (prometido de Angustias y amante de Adela), todos los demás personajes de la obra son mujeres, circunscritas a costumbres ancestrales y protagonistas del drama de la falta de libertad.

Doña Rosita

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores fue la última obra estrenada en vida de Federico García Lorca, antes de su fusilamiento en los comienzos de la Guerra Civil. Con ella se alejó de las tragedias rurales, como Bodas de sangre o Yerma, pero narró un drama que, en los años treinta del siglo pasado, podía ser una verdadera lacra para las mujeres que se veían afectadas por él: la soltería.

Doña Rosita es una mujer que vive en una promesa de amor eterno, después de la emigración de su amado a Argentina, que hace que, durante años, mantenga con él una relación de correspondencia en la que él le promete volver y casarse con ella, mientras en realidad él ya se ha casado al otro lado del charco. Rosita, al final de la obra, reconoce que siempre lo supo, pero que mantenía la esperanza. En palabras del propio Lorca, esta obra es la representación de «la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que, poco a poco, va convirtiéndose en esa cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España».

La zapatera prodigiosa

El matrimonio de conveniencia es el tema central de La zapatera prodigiosa. Un tema bajo el que subyace, de nuevo, el de la libertad individual de las mujeres frente a la realidad social de la España de la época. La zapatera, a la que Lorca no da nombre en la tragicomedia, se representa como una mujer antipática, pero su carácter arisco no es más que una muestra de su infelicidad por haberse visto abocada a los 18 años al matrimonio con un hombre de 53.

Los sentimientos de la zapatera oscilan entre el desprecio a su marido y un reconocimiento final de su amor por él, en un viaje por sus sentimientos muy similar al que vive él. El color de nuevo tiene un gran simbolismo en la obra, ya que la zapatera viste de verde en el primer acto y de un rojo encendido en el segundo.

Yerma

Lorca vuelve con Yerma a la sociedad rural que ya había dado a conocer en Bodas de sangre y que retomaría en La casa de Bernarda Alba. Las tres obras componen la denominada «trilogía lorquiana». En Yerma el tema principal es la maternidad, pero desde su vertiente más dura: la de una mujer que no logra ser madre y que, en realidad, no sabe si quiere serlo por un deseo propio o por una imposición social hacia las mujeres casadas.

Yerma es la protagonista absoluta de la obra, en la que vemos como se casa por cumplir el deseo de tener hijos, como las mujeres casadas que tiene a su alrededor. Pero, al no conseguirlo, se siente una mujer incompleta, lo que la lleva a una desesperación que acaba con ella frustrada y desquiciada hasta el punto de matar a su marido porque prefiere ser una viuda a la que nadie le impone la maternidad que continuar atada a un marido que no la hará madre.

Imágenes | Alquibla Teatro.

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