La guerra secreta de Coco

Existen cientos de biografías de Coco Chanel. Su vida también se ha llevado al cine: sus inicios, su relación con Igor Stravinsky,... se han convertido en guiones. En estos días la propia firma está celebrando por todo lo alto el centenario de la apertura de su primera tienda, una sombrerería en Deauville. Pero no todas las etapas de su vida son igual de brillantes.

Hay una especialmente oscura de la que ni ella en vida ni la marca que lleva su nombre les gusta demasiado hablar: los años de la ocupación de París en los que Coco vivía en el hotel Ritz y confraternizaba con los oficiales nazis, en especial con Hans Günther von Dincklage, que además le permitieron mantener su negocio abierto sin ningún tipo de restricción.

Y estos años son los que rescata Hal Vaughan en su libro "Durmiendo con el enemigo: La guerra secreta de Coco Chanel” que el mes pasado editó Aguilar en España, en el que el autor afirma que la diseñadora era la agente F-7124 para la Abwehr y que bajo el alias de Wesminster, sirvió al servicio de inteligencia nazi durante la Segunda Guerra Mundial, desarrollándose una de esas misiones en 1941 en Madrid, aunque más que una espia se la consideró "una facilitadora" gracias a su extensa red de contactos.

Aunque su antisemitismo era absolutamente conocido en la época no dudó en asociarse con la familia Rothschild y los Wertheimer para sus negocios, parece que Gabrille Chanel tomó esta decisión no solo por negocios sino porque uno de sus sobrinos estaba detenido en un campo en Alemania y lo hizo para conseguir su liberación.

Pero todo esto no evitó que Chanel tuviese que huir a Suiza con ayuda inglesa (algunos rumores apuntan al Duque de Edimburgo, amigo personal que también fue acusado de filonazi) tras acabar la guerra para evitar ser juzgada por colaboracionista y no fue hasta 1954 cuando pudo volver a París para retomar su negocio. Y volver a triunfar.

Pero eso ya es otra histora...