Chanel en la Semana de la Moda de París primavera-verano 2009

Chanel en la Semana de la Moda de París primavera-verano 2009
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Los desfiles de Chanel son la piedra angular de la Semana de la Moda de París, que se celebre en el Grand Palais para poder albergar al mayor número de gente posible no es en absoluto casual, sino sintomático: todos quieren estar presentes en el gran espéctaculo, todos quieren saber, todos quieren descubrir que golpe de efecto tiene preparado un Karl Lagerfeld que construye tiovivos o chaquetas gigantes en medio de sus escenarios.

Esta vez, el telón de fondo era una reporducción a pequeña escala de la mítica tienda de la maison en el número 31 de la rue Cambon en la que una retraída y huraña Gabrielle Chanel hacía historia sin saberlo. Así, a mitad de camino entre el homenaje y el savoir vendre de Karl Lagerfeld, daba comienzo una vez más un desfile que recuperaba los valores inciales de la casa.

Tweeds, tailleurs, vestidos y abrigos tres cuartos, lazos, y petite robe noire, los clásicos revisitados con un toque de irreverencia del kaiser más odiado y amado: los bolsos son shopping bags en forma de bolsas de plástico.

Karl siempre dando la nota, su nota, y es que no es fácil permanecer fiel a una marca cuyas señas de identidad no pueden ser borradas de un plumazo porque el espíritu de Coco es un legado que no se puede pasar por alto; se puede reinterpretar, actualizar o enmendar, pero nunca erradicar.

Los trajes de chaqueta y falda en tweed son el clásico de los clásicos. En versión más brillante que de costumbre y haciendo figuras de grandes cuadros, pero siempre dentro de la pauta tradicional.

Pero el tweed, como sello distintivo que es, viene también en vestidos,

y faldas.

El lamé en rosa empolvado le sigue en importancia y alcurnia.

Seguido de cerca por los abrigos.

El esmoquin.

Y la copiadísima petite robe noire en una versión mucho más radical y extrema alejándose del cánon del menos es más. La segunda parte del desfile es un claro giro de tuerca hacia ese "modernismo" descarado que le gusta tanto a Karl.

Para la noche Lagerfeld nos tiene preparados una serie de vestidos vaporosos en chifón claro, y sobre todo, con exceso de volantes, haciendo una maravillosos ejercicio de folclorismo cuidado sin descuidar los mandamientos de la firma.

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