Miley Cyrus y los MTV Europe Music Awards 2013, un caso digno de ser nombrado aparte

¿Qué MTV celebra unos premios en Amsterdam y Miley Cyrus está invitada? No me lo pierdo por nada del mundo.

Lo reconozco, soy muy fan de la que antaño fue la mosquita muerta de Hanna Montana. Y es que aunque no comparto el gusto por sus estilismos y esa imagen de niña rebelde que nos quiere vender, la verdad es que la chica se ha reinventado y lo está petando. Y claro, si hay una alfombra roja de por medio, sé por ciencia cierta que la va a liar parda encima del escenario y paseándose por el photocall. Ya sea por esa lengua viperina o por los estilismos elegidos (sus padres deben estar curados de espantos a base de Prozac).

Los outfits de Miley son #fuertadas tan heavys que son solo aptos para los más echaos pa'lante y los que le gusta la polémica. Porque sino, no me lo explico. Y como ya os he dicho, soy muy fan del personaje en sí, pero no de esos trapitos que luce como si se tratara de una de esas creaciones de alta costura dignas de ser mencionadas, alabadas y deseadas. Y anoche los modelitos fueron para mear y no echar gota. Y es que no sé qué narices le debió pasar por la mente al enfundarse un ¿vestido? escotado muy chica de alterne de un bar de carretera en pleno USA.

Aunque lo peor no es el diseño del vestido (que tiene delito de por sí), lo peor de todo es que quiera homenajear a Tupac y a Biggie Smalls, y se los enfunde en cada pechote y en el trasero. Olé tú. Por no hablar de esas botas altas con estampado geométrico en blanco y negro: he aquí un ejemplo de cómo no usar la tendencia en calzado del momento.

Haciendo el twerking encima del escenario

Un escenario con Miley y sin twerking no es actuación, ni es escenario ni es nada. Por eso anoche quiso contentar a todos sus fans moviendo el pandero al más puro estilo VMA'S 2013, aunque sin tanta polémica desencadenándose al acto. Nada de osos ni trajes de latex en color nude, aunque los outfits no pasaron desapercibidos (of course). Para empezar a hacer boca, Miley optó por un vestido de manga larga con falda de tubo por debajo de las rodillas en color plata. ¿De qué planeta lo había sacado? Ni idea, pero la chica estaba más que a gusto con él.

Aunque más tarde cambió por completo y enseño más chicha, que es lo que de verdad le gusta. Es allí donde la vimos con un mono de esos que destapaban las ingles y que dejaban a la altura del betún los modelitos de Pamela Anderson en los Baywatch. ¿El cinturón dorado? Una parte muy importante del estilismo.

Y como la chica sigue la filosofía de crear polémica, subió al escenario con piti en mano. ¿Nadie le ha dicho que la última moda son los cigarrillos eléctricos? Eso sí, que el Chanel y el bolero de pelo no falten...