Que en lugares como San Sebastián, Granada, Santiago de Compostela, entre otros tantos puntos de la geografía española, se come como Dios, no es ningún secreto. Aunque poco se habla de que la masificación que trae consigo la fama se acaba traduciendo también en un aumentos notable de los precios y la proliferación de locales engañaturistas... Sin embargo, hay otros pueblos y ciudades por ahí escondidos a los que el marketing no ha favorecido tanto pero que están a la misma altura en lo que a gastronomía se refiere. Y ya es hora de reivindicarlos.
Si la gastronomía española es una de las más reconocidas del mundo no es solo por su calidad, también por su variedad. Así que no es de extrañar que la prestigiosa revista 'National Geographic' realizara una lista con los pueblos donde mejor se come de España basándose en la calidad de los restaurantes y el servicio. Lo curioso es que la mayoría de las localidades señaladas como parada obligatoria por su exquisita cocina no se encuentran allí donde uno podría pensar de entrada.
Lo bueno de estar en la España vaciada
En particular, de este listado, nos gustaría señalar lo infravalorada que está la gastronomía de Sigüenza, en Guadalajara. Asado de cordero, cabrito, migas con chorizo, sopa castellana o productos de caza son solo algunos de los platos más destacados de la oferta culinaria del pueblo.
molinodealcuneza
Sin embargo, no son solo las recetas particulares lo que hacen que la gastronomía de Sigüenza brille. El secreto reside en su hacer tradicional y fuera de los procesos industrializados. Es lo bueno de comer en la España vaciada. De este modo, las abejas recolectan en parajes y campos totalmente limpios y hay cientos de hectáreas para la agricultura ecológica.
Siendo así no es de extrañar que esta ciudad pueda presumir de tener dos restaurantes con estrella Michelín: El Doncel y el Molino de Alcuneza. En el primero podemos disfrutar de sus pochas de ibérico con carabineros, migas o trucha con jugo de berros. Por no hablar de su pisto y una sopa de ajo de las que no se olvidan. Mientras que en El Doncel destacan los platos de bacalao y merluza, la carne de lomo de ciervo al carbón y de postre yemas.
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El pueblo medieval mejor conservado de Castilla La-Mancha
Además de por todo lo mencionado anteriormente, nos parece que Sigüenza debería tener más reconocimiento como capital gastronómica por su cercanía con Madrid (a solo dos horas) y porque completan la experiencia un paisaje de cuento, en el que sus calles rezuman historia.
Sigüenza ya estaba poblado en la época del Neolítico y el Paleolítico. Así que, cada no de sus rincones han sido testigos del paso de diferentes culturas como: romanos, visigodos, árabes o celtíberos. Siendo así, son muchos los puntos de esta localidad que hay que visitar mientras se hace hambre o se baja la comilona.
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De visita obligada es su Castillo de estilo medieval. Construido durante el siglo XII, se ha restaurado para habilitarlo como Parador Nacional de turismo. Así que, cualquiera puede alojarse en él o simplemente visitarlo. Tampoco puede faltar un paseo por la catedral de estilo cisterciense (o primer gótico), el Palacio Episcopal, el barrio Humanista o la Plaza Mayor.
Foto de portada | Javi Guerra Hernando
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