Dimito de ser supermamá

Dimito de ser supermamá

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Dimito de ser supermamá

Supongo que será el alto nivel de responsabilidad con el que me criaron mis padres. Si tengo que hacer 50 tareas a lo largo del día, intentaré llegar a las 50 como sea, y hacerlas todas lo mejor posible. Pero la conciliación es complicada: trabajo, pareja, hijos, casa, amigas y encima, estar siempre bella y dispuesta a lucir el último modelito. Las mujeres nos vanagloriamos de que podemos hacer 5 cosas a la vez, y sí, a veces sí, podemos, pero para estar siempre haciendo 5 cosas al mismo tiempo hay que ser una supermamá, y yo os aviso que dimito de este cargo que tanto la sociedad como yo misma me he asignado.

El día a día que nos puede

Parece sencillo ocuparse de los niños, la casa y el trabajo, sobre todo si trabajas a media jornada o incluso si cuentas con ayuda externa de abuelos o asistenta. Pero como no basta con eso, porque hay mil tareas pequeñas que por defecto, siempre asumimos las madres. Cuando el niño se pone malo, cuando hay que hacerle el disfraz de Carnavales, cuando la nevera está tan vacía que hace eco.... Y entonces llega al rescate la supermamá y lo soluciona todo.

Ese es nuestro mayor error: asumirlo todo para demostrar lo buenas madres que somos, lo profesionales que somos, lo capaces que somos de controlarlo todo y hacerlo todo bien. Ser una supermamá es una trampa, porque así no avanzamos en la conciliación profesional y personal, ni en el reparto de tareas en casa.

Supermama 2

El caso es que nosotras nos exigimos demasiado, pero también lo hace la sociedad: si decides quedarte en casa cuidando de tus hijos parece que no tienes metas en la vida y que eres una mantenida, si decides apostar por tu carrera profesional, es que descuidas la crianza de tus hijos. Si al niño le llevas con unos pantalones manchados, la que recibe miradas desaprobatorias por llevar al niño descuidado es la madre, no el padre.

¿Pero podríamos renunciar a algo? ¿A seguir ascendiendo en el trabajo y construirnos nosotras mismas nuestro propio techo de cristal? ¿Dejar que nos críen los hijos otras personas y saber que nos vamos a perder los momentos más importantes de su niñez y adolescencia? Igual basta con saber decir no a poder con todo, y a negarnos a vivir una vida perfecta de anuncio, no todo puede funcionar como un reloj. Si no llegas a todo, no pasa nada.

¿Hay solución para las supermamás?

Esta charla TED de Anne-Marie Slaughter es muy ilustrativa al respecto. Si hasta una abogada de derecho internacional, CEO de la Fundación Nueva América, dice que es imposible poder con todo, por algo será. Y las soluciones que propone parecen bastante razonables.

Tienen que cambiar muchas cosas. Para empezar, debería haber una igualdad real en el reparto de tareas. No basta con los hombres "ayuden" en casa. Todo es cosa de dos y el concepto que deberíamos manejar es "repartir". No se trata de que una se mate a hacer mil cosas y que con que el marido eche una mano ya vale, no, todo es cosa de los dos, o por lo menos el reparto debe ser más equitativo. No puede ser que el momento más relajado de mi día sea cuando estoy trabajando.

Hace falta una sociedad en la que estar más tiempo en el trabajo no signifique ser más productivo. La conciliación laboral y personal es posible si las empresas ponen de su parte. El teletrabajo y la posibilidad de poder conectarnos en remoto debería servir para ser más productivos, no para estar pendientes del trabajo constantemente.

Hace falta una gran organización, porque el día tiene 24 horas, y nosotras dos manos, dos piernas y un corazón, es decir, ni el tiempo ni nosotras damos más de sí. Hay que priorizar las tareas, resolverlas paso a paso y no estar haciendo una cosa pensando ya en la siguiente de la lista de la que nos tenemos que ocupar.

Y sobre todo, nos hace falta ayuda, que no nos de miedo a pedirla, y saber parar cuando no podemos más.

Consecuencias de querer llegar a todo

La consecuencia de querer llegar a todo es que cada vez más mujeres nos sentimos identificadas con el Síndrome de la Mujer Acelerada. Hablamos con Marta Redondo Delgado, Dra. en psicología y profesora de la Universidad Camilo José Cela, para comprobar si esta sensación de estar constantemente en una carrera de fondo puede tener consecuencias en nuestra salud física y mental.

Marta nos confirma que el número de mujeres con estrés y ansiedad por querer abarcar todo va en aumento. Este tipo de cuadros afecta a todo tipo de mujeres, sea cual sea la edad, aunque sí es más frecuente cuando se dan determinados rasgos de personalidad como en el caso de personas más perfeccionistas o rígidas. Es tal el impacto que este problema está generando, que en IPES (Instituto de Psicología de Emoción y Salud), además de la terapia individual, hemos puesto en marcha talleres grupales para enseñar a las mujeres a gestionar su estrés, y las consecuencias que de éste se derivan.

La causa es que "la educación recibida, la sociedad y nuestra historia de aprendizaje, todo lo que hemos vivido, ha reforzado mucho la imagen de superwomen, y hace que hayamos desarrollado una enorme autoexigencia, que estemos cargadas de obligaciones, que nos imponemos nosotras solas muchas veces".

Marta nos invita a hacer una reflexión: "esa valoración de tener que llegar a todo, ahora, y además hacerlo como yo quiero (es decir perfecto) ¿Es real? ¿O nos la marcamos nosotras mismas a veces? Quizá no siempre todo es tan urgente (lo hago ahora para quitármelo de encima, porque creo que así me quedo más tranquila, pero realmente podría esperar a mañana); o no tenemos que llegar a todo, podemos delegar en otros que posiblemente no lo van a hacer como nosotras, pero van a alcanzar los mismos objetivos. Cuando les dejamos la oportunidad de hacerlo y aprendemos a tolerar la incomodidad que nos genera que no lo hagan como nosotras, descubrimos que su forma también vale, la ropa queda tendida, los niños vestidos, o bañados, cenados y acostados, quizá con otros métodos, pero el resultado final no dista tanto del nuestro, o desde luego no lo suficiente para renunciar al descanso de soltar nosotras actividad".

Como herramientas para parar este círculo vicioso, Marta nos da las claves debemos aprender a delegar tanto en casa y en el trabajo, aprender a decir no sin sentirnos culpables, y sobre todo, saber distinguir si todos esos "deberías" o cosas que "tenemos que querer" son lo que realmente quiero hacer con mi vida. No se puede aceptar un ascenso porque es lo que debe hacer una chica diez, sino aceptarlo si es lo que realmente quiero.

Se trata de cambiar la forma de valorar las situaciones, aprender a manejar estos pensamientos tan exigentes con nosotras mismas, y mejorar nuestros hábitos de vida, ya que la actividad física, el sueño y una alimentación sana nos ayudarán a recuperarnos.

Debemos aprender a ponernos freno, negarnos a ser supermamá y superwoman porque es lo que toca, e incluso pedir ayuda si vemos que no podemos gestionarlo todo, porque las consecuencias de demasiado estrés durante mucho tiempo pueden ser tanto problemas físicos como trastornos como la ansiedad, pueden agravar enfermedades ya existentes, e incluso llevarnos a la depresión. Hablamos del estrés a la ligera, y nos hemos acostumbrado a minimizar sus efectos, porque vemos que en nuestro entorno todas las mujeres están igual que nosotras, así que entendemos que es lo normal y nos resignamos a vivir de esta manera.

Así que chicas, mejor no ser tan superwoman y aprender a ser felices con lo que sí podemos lograr y disfrutar cada día.

Foto | Pixabay, Pixabay2

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